En su nuevo libro, 'El dilema', el sacerdote Alberto Cutié se declara feliz en su vida de cura anglicano y padre de familia. Cree que la Iglesia debe reformarse si no quiere seguir perdiendo fieles.
José Alberto Mojica Patiño.
Redactor de EL TIEMPO. Febrero 2 del 2011.
José Alberto Mojica Patiño.
Redactor de EL TIEMPO. Febrero 2 del 2011.
El sacerdote puertorriqueño Alberto Cutié ya era famoso antes de que una revista publicara las fotos en las que él aparecía, en una playa, con quien hoy es su esposa. El escándalo sobre Cutié, presentador de uno de los programas más visto de la televisión hispana, no se hizo esperar. Hoy, a los 41 años y convertido a la Iglesia Católica Anglicana, se declara pleno: sigue siendo un servidor de Dios, pero puede ser esposo y padre de familia. Hace dos meses nació Camila, su primera hija, y acaba de publicar su libro, El dilema, en el que narra su historia.
¿Por qué escribir un libro?
Mi libro se llama El dilema, porque es un dilema cuando un hombre que ama a Dios y a su Iglesia, a la vez se enamora y encuentra que, tal vez, Dios lo está llamando a ser un buen sacerdote como un hombre casado. ¡No soy el único. Lo que me pasó les pasó a 100 mil curas! Esta semana descubrieron una carta que escribió el Papa Benedicto XVI hace 41 años diciendo precisamente esto: que el celibato debería ser opcional.
¿De qué habla en su libro?
Es una recopilación de lo que vi y viví desde mi época de seminarista, durante 25 años. Van a encontrar a un joven enamorado de su Iglesia y a un hombre que con el tiempo se da cuenta de cosas que lo desilusionan.
¿Qué lo desilusionó?
La Iglesia Católica Romana sigue imponiendo cosas que van en contra de lo más básico de la condición humana. El amor no se puede legislar, no puede ser un canon del derecho canónico. La Iglesia debería abrirse a su propia tradición: ¡los apóstoles eran casados! La Iglesia sostiene normas que no son bíblicas ni tradicionales, y sigue considerando muchas cosas ya cotidianas como pecado mortal.
¿A qué se refiere?
No creo que un católico esté cometiendo un pecado mortal por usar un preservativo o porque una mujer se toma una píldora o porque se ata las trompas después de tener cuatro hijos. ¿Cómo puede ser pecado mortal que alguien quiera planificar su familia, que no quiera tener 10 hijos en la sociedad de hoy?
¿Hay que abolir el celibato?
El cura secular debe tener la opción de casarse. Así fue durante 1.200 años: 40 papas fueron hombres casados, el mismo San Pedro tuvo esposa e hijos. Yo creo que todos los sacerdotes en el mundo tienen un dilema y deben buscar una salida. Hay muchos que aceptan vivir una vida doble porque el sistema le dice: como ser sexual esto hay que esconderlo, no es bueno y daña la imagen de la Iglesia.
¿Cómo es esa doble vida?
No es una doble vida realmente: es triple y cuádruple. Doble vida es cuando estás involucrado con una persona, pero hay compañeros míos que vivían en promiscuidad, en situaciones que no son sanas y eso la Iglesia lo sabe.
¿Qué tan grave es esa vida?
Conozco sacerdotes que viven una vida destructiva con el alcohol o con la pornografía, otros que comen excesivamente o que fuman. La violación del celibato es cualquier cosa que reemplace tu exclusividad con Dios; no son sólo las relaciones heterosexuales u homosexuales.
¿Hay muchos sacerdotes homosexuales?
He tenido amigos sacerdotes heterosexuales y homosexuales muy buenos, muy célibes; también he conocido a sacerdotes homosexuales en sus problemas de promiscuidad y a otros luchando por ser castos.
¿El celibato tiene la culpa?
Yo no le echo la culpa de esto al celibato, pero de alguna forma sí es responsable por la soledad tan profunda que siente un hombre al vivir de esa manera. Le fui muy fiel al celibato durante muchos años; cuando conocí a quien hoy es mi esposa nos respetamos por muchos años; mantuvimos distancia, hasta que pasó lo inevitable: nos dimos cuenta de que no podíamos vivir el uno sin el otro.
¿Su libro es un ataque contra la Iglesia?
Muchos sacerdotes y religiosas han leído el libro y me han dicho: padre, usted fue muy suave. De ninguna manera es un ataque contra la Iglesia Romana, a la que sigo amando. Han inventado cosas malignas de mi esposa y de mí. Y publico el libro para que se conozca la verdad.
¿Le importa el dinero?
Nunca he sido el cura materialista del carro y los trajes lujosos. Cuando trabajé en Telemundo, que me pagaban casi una miseria, el único lujo que me di fue comprarle un carrito a mi madre que era una mujer viuda. Siempre he sido un hombre sencillo. Una vez, en Bogotá, compré un gran traje en Arturo Calle que me costó 78 dólares, algo así, y lo usé durante muchos años.
¿Cómo va la venta de su libro?
Yo escribo libros, no los vendo, aunque sé que ya está en la lista de los más vendidos de Estados Unidos. Siempre que he trabajado en los medios he destinado gran cantidad a las caridades y con este libro será igual.
¿Cómo se siente en su vida familiar?
Como los apóstoles que tenían a su esposa y a sus hijos, vivo el sacerdocio de una forma más humana. Me siento mejor sacerdote ahora porque puedo tener la paz y la tranquilidad de una vida familiar y una vida eclesiástica; antes, cuando llegaba a casa, estaba solo.
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