Baha’í: la religión que cree en todas las religiones


Los practicantes de este credo buscan la unidad de todas las religiones. No tienen ritos ni autoridades, y dicen que cada quien es dueño de su propia verdad.

JOSÉ ALBERTO MOJICA P.
REDACCIÓN VIDA DE HOY

No tienen dogmas ni ritos. Tampoco sacerdotes ni pastores. No ostentan jerarquías ni poderes, y no adoran imágenes sagradas. No reclutan almas para su redil ni usan atuendos estrafalarios.
Son los practicantes de la fe Baha’í, una joven religión monoteísta –tiene 150 años- considerada como una de las confesiones de mayor expansión en el mundo y de la que poco se conoce en Colombia.
Pese a su incipiente reconocimiento en el país, cada vez son más los devotos.
Actualmente son unos 32 mil los colombianos consagrados a esta religión, que en medio de lo elemental de sus principios tiene grandes propósitos: la unidad de todas las religiones y la paz mundial. En el mundo se estiman en seis millones, y están en más de 200 países.
Estamos en la Sede Nacional Baha’i, una amplia casona ubicada en el tradicional barrio bogotano La Soledad, a 100 metros de la parroquia de San Alfonso.
Allí se reúnen para orar, a compartir los conocimientos adquiridos del Kitáb-I-Aqdas (el libro más sagrado en su traducción del árabe) y a celebrar fechas especiales.
Doris de Sánchez cuenta que es el patrimonio histórico viviente de esta confesión en Colombia.
Hija de un masón y de una consumada católica, conoció la fe Baha’í cuando tenía 12 años. Entonces, vivía con su familia en Bucaramanga.
Un día –cuenta- su padre masón decidió escuchar a Gayle Woolson,
una ciudadana estadounidense que hace rato quería hablarle al respecto.
El hombre quedó tan impresionado con la charla, que de inmediato le habló a toda su familia sobre la desconocida religión. Al poco tiempo, todos estaban convertidos al bahaísmo.
Doris recuerda que esta fe llegó a Colombia de la mano de un alemán llamado Gerard Sluter, en 1942. Él se radicó en Bogotá y poco a poco fue sembrando la semilla.
La mujer, viuda hace 15 años, madre y abuela, resume lo que significa ser practicante de este credo: “Es vivir una religión sin el temor a un castigo ni con la esperanza de un cielo. Es simplemente el divino arte de vivir”.
La fe Baha’í enseña que hay un solo Dios y una sola raza humana, y sus fieles tienen la convicción de que todas las religiones del mundo se unan para formar una nueva civilización, basada en la espiritualidad, el servicio social, la preservación del medio ambiente, la educación y la solidaridad.
Zulay Posada es una ingeniera boyacense que abrazó el bahaísmo hace 18 años, cuando hacía una maestría en genética, en Bélgica.
Ella explica que Bahá’u’lláh (1817-1892), el fundador de esta religión, es el profeta más reciente de una línea sucesiva de mensajeros divinos.

Respetan a todos los profetas
Según esta creencia, a Bahá’u’lláh lo antecedió el Báb (el profeta que lo proclamó); y antes vinieron Mahoma, Cristo, Buda, Zoroastro, Moisés y Krishna. Todos ellos, según esta creencia, son manifestaciones de una misma divinidad.
Es por esto que esta religión espera la unidad de todos los seres humanos, vengan del hinduismo, el budismo, el cristianismo o el islam.
En pocas palabras, de cada confesión saca lo mejor, pues “la base de todas las religiones es la misma y la religión debe ser causa de armonía y unión”.
Carlos Valencia, chocoano de 18 años que estudia negocios internacionales en la Universidad del Rosario gracias a una beca, dice que sólo pudo romper las cadenas del racismo cuando se hizo baha’í; entonces, comprendió que la humanidad es sólo una y que no era diferente ni inferior por el negro de su piel.
Otra cosa que lo convenció es el hecho de que en el bahaísmo cada quien asume la responsabilidad de investigar la verdad por sí mismo y que allí no existe el sectarismo religioso y se combaten los prejuicios.
Zulay Posada reconoce que si algún homosexual llega hasta su comunidad –por dar un ejemplo- será recibido sin ningún miramiento. “El único que puede juzgar es Dios. Cada quien es dueño de su propia verdad”, dice, al advertir que en la fe Baha’í siempre están dispuestos a acoger a nuevos adeptos, aunque no hagan proselitismo.
“Enseñamos la fe a quien la quiera escuchar, a quienes sean sensibles a recibir un mensaje espiritual; lo que no hacemos es incomodar al que no quiera escuchar”, añade.
Juan Fernando Vela, médico veterinario de 41 años y coordinador de la Asamblea Espiritual Local de Bogotá, dice que no hay nada extraordinario en ser baha’í, religión que se basa en el enriquecimiento del espíritu y en la promoción de una vida sana y centrada, en el desprendimiento de las cosas materiales.
“Llevamos una vida moderada y disfrutamos de cosas elementales que para otros podrían ser unas tonterías, como sentarnos a ver un atardecer o a escuchar cantar un pájaro”, cuenta.
Los principios del bahaísmo contemplan que no debe haber sexo fuera del matrimonio.
“La sexualidad debe ser con la persona que va a estar al lado el resto de la vida, no sexo casual; eso hace parte de la estructura de la familia”, advierte Vela, casado y padre de una niña de 8 años.
Los métodos de planificación familiar están perfectamente permitidos y recomendados en esta religión.
“Es responsabilidad de la familia saber cuántos hijos van a tener”, añade Vela y agrega que el bahaísmo tiene escrito que la religión y la ciencia deben ir en el mismo camino.
Esta religión nació en Irán, un país donde predomina el islam, por lo que el profeta Bahá’u’lláh fue encarcelado y torturado durante 40 años. En la actualidad en Irán siguen persiguiendo a los devotos de este credo, incluso, hasta la ejecución.

Los bahaís colombianos
El 95 por ciento de baha’is colombianos son conversos, es decir, personas que peregrinaron por diferentes religiones hasta encontrar en este credo la respuesta a sus inquietudes espirituales.
En Colombia no tienen un templo, como sí los hay en diferentes partes del mundo. Sus principales santuarios están en India e Israel, y el más cercano está en Panamá.
La Guajira y el Cauca son las regiones donde hay una mayor presencia y tradición baha’í. Los baha’ís colombianos ya tienen un lote en la sabana de Bogotá donde esperan construir su templo.

En esto creen los baha’ís
-Al morir, el espíritu sigue evolucionando. No hay retroceso, por eso no hay reencarnación.
- No hacen intervención en política y tampoco tienen manejos políticos. Se gobierna mediante asambleas democráticas.
- Rechazan todas las formas de prejuicio.
- Aseguran a las mujeres plena igualdad de oportunidades con los hombres.
- Buscan eliminar los extremos de pobreza y riqueza.
- Promueven la educación y el crecimiento intelectual como principios de vida.

0 comentarios:

Publicar un comentario